viernes, 6 de febrero de 2009

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libre, estas por encima de todo, estas elevado al plano espiritual, en la medida en que va muriendo mi personalidad occidental mundana, va apareciendo mi nueva personalidad teocratica e islámica, la distancia que me separa de Allah se acorta. Vivir en la prisión es convertir los barrotes de la opresión en verdaderos instrumentos de liberación del alma, del espíritu, de los valores cautivos por el modelo de los antivalores, es encontrar la plenitud en Allah. En el lo tengo todo, lo soy todo y he vencido todo y a todos. Esta es la vida que me toca vivir en la “prisión”, por medio de esta vida transformar la realidad que me rodea, de una realidad que niega la vida a una realidad que la reafirma con fuerza histórica, en la “prisión” que se pretende utilizar como instrumento para limitar mi libertad, he encontrado la victoria mas grande de mi vida. Vida de meditación, de contemplación, reflexión y sobre todo de inspiración, desde donde nace el ideal teocrático, la nueva experiencia, el nuevo paradigma, la nueva lucha. En este retiro que valoro más como un refugio provisto por Allah para completar mi formación espiritual y política. Algunas conclusiones La vida pasada era verdaderamente oprobiosa, ni siquiera merecía el llamarme persona Pero esa vida me enseño, para poder ser lo que soy ahora. El desecho sólido del excremento resulta ser el mejor fertilizante para el nacimiento y crecimiento de una buena planta, con mucha razón, dice la palabra teológica del apóstol Pablo, a lo vil de este mundo escogió Dios. Es que cuando uno a conocido la miseria valora más lo que se tiene; una prostituta arrepentida en muchas veces a ocurrido que ha preferido la muerte violenta que volver a ser usada, o traicionar a quien confío en ella. El pecado ciega, el caso es que cuando el ciego recobra la vista, la valora más que el que nunca la ha perdido, este es mi caso. Esta es mi vida oprobiosa que me toco vivir, no solo fue una enseñanza, también tubo un propósito, prepararme para una misión, precursar la teocracia, el orden divino contra la democracia, el orden humano.