jueves, 5 de febrero de 2009

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estos intereses y pasiones constituyen el mundo y son fruto del poder satánico y la voluntad humana unidos. El mundo no significa una manera de pensar, los pensamientos son el producto de la información existente en la memoria, si esta información es errónea, los pensamientos también los serán. Cuando la información que hay en nuestra mente tiene su origen en una forma humana de entender y no en la forma divina de entender, entonces ocurriría que pensaremos de forma humana (inferior), entenderemos de una forma puramente animal (con el estomago), esta es la forma de pensar del mundo, desde sus necesidades, puramente animales y no desde los valores inconmovibles, el pensamiento del mundo es vivir para comer; que decepción para Dios. El mundo es una manera de sentir, su manera de pensar, genera su forma de sentir, los que piensan como el mundo lloran porque son feos, pero no porque son malos para ellos, ser feo es algo más terrible que ser malos, o ser bonitos algo mejor que ser bueno, así encontramos una persona feliz por su belleza, a quien no le importa su crueldad. Vean como información, pensamiento y sentimiento, van produciendo un tipo de personalidad como la que necesita Satán para gobernar. Imagínese usted una nación completa, pensando y actuando así, ahora imagínese que esta nación sea soberana o ¿que tipo de soberanía es esta? El mundo es una manera de pensar, sentir y actuar, carácter, personalidad y conducta colectiva contrataría a Dios, es el mundo. Todo esto junto constituye un orden de vida contrario a Dios, este orden de vida en su tiempo desde su contexto Jesús lo llamo el mundo, por presentarse bello, atractivo, seductor, hoy en el lenguaje propio de nuestro contexto, lo identificamos como voluntad humana (democracia), su Dios es la satanisima trinidad del dinero, el placer y el poder, esas tres cosas constituyen la razón de la vida humana, sus luchas y sacrificios, sin esas tres cosas, sus vidas no tienen sentido Dios y Jesús, para ese mundo solo son ídolos por debajo de su trinidad. Jesús llega a la tierra pregonando el reino como una liberación y salvación del mundo. El reino como el mundo también involucra una manera de pensar, sentir y actuar.