jueves, 5 de febrero de 2009
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la sala de audiencias de juicio, donde estaban reunido el tribunal tercero de juicio con materia especial en materia de antiterrorismo.
El juez hizo la presentación del caso, luego de preguntar al secretario si estaban completas las partes.
En primer lugar le toco presentar acusación al ministerio público el cual me acuso del delito de terrorismo e incitación a delinquir, así como el haber creado y organizado un grupo con fines de sembrar el pánico (terror), luego le toco la palabra a la defensa.
El tribunal me asigno un defensor público.
El defensor asignado me recomendó el no declarar, cosa que rechace de manera radical, no, no podía permanecer callado, había llegado el momento más importante de mi vida, el de dar testimonio de mi fe teocrática islámica, de la teocracia, como la voluntad perfecta de mi Dios, del soberano del universo para esta nación venezolana, era el momento de optar entre la “libertad” y la causa de Dios.
Después de la intervención de la defensa, pasando por encima de la exigencia del abogado defensor, solicite el derecho de palabra y pase a declarar, luego del saludo teocrático islámico y el testimonio de fe, no hay mas dios que Dios (nada ni nadie gobernara mi vida, sino Dios) y Mohammad (SAAW) es su profeta. Dije la paz y la bendición de Dios sea con todos ustedes. luego hable del partido de Dios como la parte de la humanidad que reconoce la soberanía de Allah (teocracia) y se somete a ella, y la otra parte de la humanidad como los rebeldes (demócratas), los que niegan la soberanía de Dios y no se someten a ella, estos constituyen el partido del Sheitan (Satán), que en mi condición de teócrata no podía en manera alguna reconocer la legitimidad de ninguna nación, gobierno o estado no teocrático y que el juicio que se me sigue constituye una ofensa a mi fe teocrática islámica, que la institucionalidad venezolana, toda esta gobernada por el Shitan, lo mismo que su sistema de “justicia” y esa era la razón por la cual no había justicia en Venezuela porque su sistema no es de Dios.
Luego de mi declaración, le toco le toco el turno al ministerio publico de interrogarme.
