martes, 3 de febrero de 2009

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En una guerra injustamente desigual como esta, en la que el vencer es la salvación de la humanidad y el planeta, cabe hacerse una pregunta ¿Cómo encontrar un mínimo equilibrio de las fuerzas? La única forma humana posible es que veinte soldados de Allah puedan vencer a doscientos soldados de los infieles y que doscientos muyahedeen derroten a 2.000, conforme lo promete el Sagrado Corán. En las condiciones logísticas, en la que se da la confrontación con las fuerzas occidentales, la victoria de los muyahedeen solo es posible si se emplea como recurso extremo el terror. No es que este defendiendo el terror o que este haciendo apología del delito, es que las desproporción de la guerra es la que señala o impone las condiciones, Occidente tiene una posición ventajista en la guerra contra las agrupaciones de lucha yihad. La rendición de las agrupaciones de muyahedeen significa la perdición de la humanidad, esto jamás ocurrirá. Solo Allah vencerá, de el es la victoria y la liberación de los pueblos oprimidos. Los pueblos que luchan son los que tienen honor. Antes de renunciar o rendirnos se nos impone el camino del martirio y del terror, como forma extrema de derrotar a un enemigo superior en número y en capacidad de destrucción. El terrorismo como táctica militar, exige el ataque sorpresa, a objetivos de interés, es trágico la lucha en el anonimato para garantizar el menor número de bajas.