lunes, 9 de febrero de 2009

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La marginalidad es un lastre para el desarrollo de cualquier nación. Pero en sus cultores, artesanos y dirigentes existen verdaderos talentos. Que con la ayuda del estado, si es incorporada al aparato productivo, la marginalidad puede convertirse en un motor poderoso, generador de desarrollo, de importantes cambios sociales, políticos y económicos. Nunca en la historia ha existido una revolución pacifica. Las clases usurpadoras no reconocen por su propia voluntad los derechos de los oprimidos. Creer lo contrario es pura majadería. La única manera en que pueda haber justicia para las clases explotadas es que seamos los mismos marginados quienes nos hagamos justicia. El debate en este grupo de MSN se daba con quienes desde la derecha y desde la revolución institiunacionalizada, adveraban estas ideas. El planteamiento radical del M.G.L.N. pronto gano fama en Internet. Al grupo fueron llegando revolucionarios marxistas, bolivarianos guerrilleros de diferentes países de América, gente de la ultra derecha y la ultra izquierda. Las conversaciones eran muy dinámicas, a veces violentas. La animación del grupo ayudo a su pronto crecimiento. Ya los participantes se contaban por miles. Todo mi trabajo era para financiar el grupo, pasaba horas en los cyber, desde mañana hasta la noche, salía con dolor en los ojos, cabeza y mareado. Por atender el trabajo político en Internet no me alimentaba bien. Mi pasión por el ideal del M.G.L.N. no conocía sacrificio que yo no estuviera dispuesto a realizar. Mucha gente se comenzó a identificar con la lucha a favor de la marginalidad. Con la necesidad de liberación de los cinturones de miseria y quienes recibieron estas ideas con interés hasta se identificaron como parte del M.G.L.N. Claro que yo no me confiaba, estos participantes podían estar en cualquier despacho policial o militar, escribiendo sus mensajes. Sin embargo esto no le quita merito al trabajo, pues estaba difundiendo la idea de la insurrección y esto era muy importante para encontrar apoyo.