viernes, 6 de febrero de 2009

102

Si me acompaña Maritza la dueña de este rancho que es de mi confianza, voy con ustedes; ademas tendrán que mostrarle a ella la orden de detención. Esta bien respondieron. Mostraron a Maritza la orden de detención y se identificaron, embarcaron a Maritza en la parte de adelante y me pidieron que entrara en el auto, cuanto había entrado sacaron a Maritza y volvimos a luchar dentro de la camioneta, hasta que quede reducido e impotente por el pequeño espacio y la incomodidad para moverme. El auto arranco rumbo al comando territorial, en la avenida el Milagro. Era verdad, se trataba de policías, estaba preso, a la orden de un tribunal, el sexto de control con competencia en antiterrorismo. Primero me tomaron una declaración frente a una filmadora de video, luego me llevaron a un calabozo, en el sótano, al día siguiente me sacaron para fotografiarme, hacerme un nuevo interrogatorio y para recibir la visita de Maritza y la negrita, hija de Maritza, las cuales me llevaron ropa y útiles personales, mientras hablábamos, una funcionaria tomaba notas de lo que le parecía importante, también un comisario me regalo un mono deportivo y una muda de ropa interior. En la tarde me trasladaron al aeropuerto internacional de la Chinita En este nos estacionamos a la entrada de la pista, en espera de la llegada de una avioneta, a pesar de lo clandestino como se hizo la operación de captura, la prensa fue notificada, se filtro la información, dijeron los funcionarios, la orden era que la prensa no tenia que enterarse. La avioneta aterrizo. Cuando me conducían para abordarla, apareció la prensa. Abordamos la avioneta y emprendimos el viaje, en muy difíciles condiciones atmosféricas. El viaje duro cuatro horas bajo una torrencial tormenta. Era como si el cielo mismo manifestara su protesta por la detención. El piloto era un veterano, al principio pensó en hacer escala en cualquier aeropuerto en el camino y desde allí solicitar un helicóptero. Por fin el piloto encontró un corredor que lo llevo a, hacer un desvío hasta Guarico y luego retornar hasta el aeropuerto Caracas en Charallave, estado Miranda. Allí nos esperaba un jeep, con otro vehiculo de escolta y una comisión armada, abordamos el vehiculo siendo seguidos por la escolta, así llegamos al Helicoide.