Mi vida en la prisión del Helicoide
En el Helicoide luego de reseñarme y fotografiarme, fui conducido a la parte donde funciona el penal, cuatro pasillos, dos hileras de celdas, una en el pasillo A y otra en el pasillo B, una celda mas grande, llamada la sala uno, un espacio donde funciona el gimnasio y un salón de visitas; también hay una habitación para las visitas conyugales, cada pasillo cuenta con un baño y la celda grande tiene su propio baño, este es el lugar donde quede recluido.
Mi primera celda fue el lugar donde funciona un gimnasio, las maquinas de ejercicio estaban en la celda grande y el espacio del gimnasio estaba vacío, allí colocaron una litera y quede recluido en ese lugar por diez y siete días, totalmente incomunicado del resto de la población penal. Era un nuevo tipo de vida, bajo otras reglas.
Mi primera actitud fue la de no colaboración con el aseo, ni con nada que tuviera que ver con el enemigo que me tenia prisionero. me sentía incomodo, las únicas visitas que recibía eran la de los funcionarios que me traían comida, de esta no podía quejarme, es una comida muy decente, la misma que comen los funcionarios del cuerpo de custodios, al resto de los presos solo los veía de lejos y de forma fugaz.
A los diez y siete días sacaron los aparatos de gimnasia del calabozo grande y los pasaron para el lugar donde yo estaba y a mi me trasladaron al calabozo grande, siempre incomunicado, aislado del resto de los presos. Este calabozo es muy diferente al resto no solo por su tamaño, sino por su decoración interior. a mano derecha, entrando hay una imagen de un Cristo con cuerpo de árbol, en torno al cual hay unas aves y angelitos, al pie hay un venado, todo esto en escultura hecha en cemento, las paredes todas tenían dibujados paisajes sangrientos, animales devorándose, indígenas masacrados, una princesa egipcia suicidándose por medio de unas cobras. Las esculturas también lloraban sangre un cuarto del terror.
Esta fue la herencia cultural de la comandante Manuit una revolucionaria Tupamaro, antigua huésped del calabozo, aquí estuve un mes incomunicado, como único contacto con el mundo todos los días me dejaban los diarios en una rejilla. Me levantaba en la mañana muy temprano y me bañaba como
