viernes, 6 de febrero de 2009
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forma de ablución, para hacer la primera oración dos raka (postergaciones), leía la prensa, trataba de anotar teléfonos de periodistas para futuros contactos.
En este calabozo viví unos dos meses en solitario, a partir de ese tiempo se me permitió hacer llamadas, cruzar saludo con los otros presos y que estos se me arrimaran a la rejas y conversaran conmigo. Las primeras conversaciones no fueron nada amistosas, había un ambiente hostil hacia mi persona. en la medida en que el tiempo transcurría, la hostilidad se convertía en odio y no solo odio sino también discriminación religiosa y social, unos actuaban manipulados, otros por desinformación, otros engañados y unos de manera conciente y perversa. durante casi un año viví la exclusión, el avasallamiento y la persecución por parte de presos y policías, la mas cruel de las opresiones, traicionado hasta por mi propio compañero de causa, abandonado por los que antes fueron mis compañeros de lucha, por los mismos musulmanes, por ultimo encerrado en un tigrito (calabozo de castigo), con candado las veinticuatro horas, con una botella de agua mineral vacía para orinar, sin recibir un saludo amable si quiera.
En este lugar pude meditar en el verdadero significado de la libertad, vi hombres desesperarse, llorar como niños, vivir la angustia en todo esto podía considerarme un afortunado, pues ninguna de estas cosas llegaban a mi vida de manera que yo era libre del dolor, de la desesperación, de la angustia, era libre de muchas cosas de las cuales ni siquiera mis custodios eran libres.
En la medida que el tiempo pasaba, viviendo mi reclusión, mi soledad sentía que en aquel lugar no estaba ni solo, ni preso. Aquel calabozo estaba lleno de Dios, estaba lleno de mí, es un buen lugar. Todos los lugares son buenos, no hay lugares malos, los malos son las acciones de nosotros los humanos. Aquí descubrí que el sufrimiento del hombre solo esta en su incesante búsqueda y sus deseos, cuando el hombre detiene su búsqueda y sus deseos, junto a esto se detiene también la angustia, la desesperación. En esta actitud me coloque, a punto que cuando me abrieron el candado no quise salir del calabozo, perdí el interés en llamar por teléfono, cuando otros suplicaban por una llamada, por meses me negué a salir a coger sol y comencé a hacer prolongados ayunos de treinta y cuarenta días, llegue pesando ochenta y seis kilos, al poco pesaba sesenta y cuatro kilos. Por medio de la Secretaria General de derechos humanos del Ministerio de Interior y Justicia Maryulin Rojas, conseguí un Sagrado Corán, luego un preso me dono una Biblia, poco a poco fui haciéndome de libros, por lo que pasaba horas sumergido en la lectura, meditación y estudio de libros sagrados, tenia la teología de la liberación. La opción por los pobres, la teología islámica de Islam Shia, según el Imam Jomeini, era hora de revisar estas teologías con mayor detenimiento, tratando de encontrar el mayor acercamiento a la teología de los profetas, estudio, oración y ayuno, formaban parte de mi programa diario.
Del tigrito me regresaron al calabozo grande, esta vez tenia que compartirlo con otros presos, con diferentes personalidades y caracteres, unos de muy difícil trato, pues de nada se molestaban, otros demasiado sensibles, por lo tanto inquietos, o sea si paz interior, impaciente pasaban las noches desvelados, había mucha irritabilidad en algunos producto de la tensión diaria por los retardos procesales, diferimiento de las audiencias o por incertidumbre sobre los casos.
En medio de este ambiente me tocaba vivir las rivalidades, odios, conspiraciones, intrigas, un infierno entre rejas, la opresión de los custodios, más la opresión de los presos. Muchos presos se quejaron porque no colaboraba con la limpieza, se me presentaron situaciones verdaderamente violentas, donde muchas veces tenían que intervenir los custodios, los cuales en la mayoría de los casos lo hacían en mi contra por prejuicio o discriminación religiosa o porque habían sido indispuestos en mi contra, la verdad es que yo no hallaba la forma de prestar servicio a personas enemigas del Islam y de mi persona, por eso opte por aislarme totalmente, así lo hice, no trataba con nadie, no quería nada, ni necesitaba de nada, ni de nadie, solo de Allah.
