lunes, 9 de febrero de 2009

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Mi propuesta fue la de crear un movimiento indígena para la lucha armada de liberación, tomando como modelo el EZLN. Propuse la creación del M.G.L.N., Movimiento Guaicaipuro por la Liberación Nacional. A esta asamblea asistieron Manuel Aristón por los Bari, Segundo Romero por los Yukpas, el gallo de Sinamaica por los Añu, Manuel Aristomba por los Bari (motilones). La asamblea se dividió en dos grupos. Los que estuvieron de acuerdo y los que no aprobaron esta propuesta. Los que si convenimos en fundar el M.G.L.N., celebramos la fundación del movimiento rebelde. Me guiaba la mejor de las intenciones. Pero un movimiento como este no hace nada de la noche a la mañana, tan solo como desearlo. Yo era un romántico, un soñador ingenuo, con muchas fantasías en la mente, un pichón de revolucionario y un inmaduro en la política, pero así se empieza. Luego se va adquiriendo la experiencia y la madurez. El caso que este movimiento, si, así se podía llamar aquello nacía en unas condiciones muy adversas, por una parte la falta de conciencia y sensibilidad; el analfabetismo, la imposibilidad de interpretar la realidad en que se vive. Con esos factores no existe revolución que pueda triunfar, todo esfuerzo es inútil, es tragado por la corrupción, la viveza criolla, los intereses mezquinos y personales. Así es, que pretender fundar un movimiento revolucionario armado en estas condiciones, era una soberana locura. Los marginados y aun más los wayuu no entenderían los porque de una insurrección, pues en su inconciencia entendían las condiciones de inhumanidad en que viven como normales, lo cual no es forma de entender la realidad solamente del wayuu. Es la misma de todos los cinturones de miseria en Venezuela. Si no fuera así. Motivos nunca han faltados para una insurrección nacional de la marginalidad venezolana, por las condiciones de indignidad en que históricamente hemos vivido. Para mi, la insurrección indígena, campesina y de la marginalidad zuliana era “un sueño de libertad”, dignidad y paz con justicia social. Me veía en mis sueños capturando al gobernador Rosales, para juzgarlo por enriquecimiento ilícito, rescatando la bandera zuliana del palacio del gobierno, mil veces mancillada por la injusticia, devolviéndosela a las mayorías marginadas.