sábado, 7 de febrero de 2009
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liberadora se extiende hasta los discípulos, esta es la voluntad de Yahvé. Jesús vino no para hacer su voluntad, porque el no era democrático, sino para hacer la voluntad de Yahvé, pues el era teocrático. Yahvé ordena liberar a los oprimidos, pero esa libertad tiene varios niveles, primeramente de la inconciencia, que es tiniebla (muerte) Jesús llega en medio de pueblos que vivían en una inconciencia, tinieblas, sombras de muerte. La palabra denunciadora desenmascaradota y controversial de Jesús, ilumino las mentes de los que vivían en la oscuridad de la inconciencia y la opresión, cuando llego la conciencia a aquellos pueblos, ellos se hicieron sensibles y puedan sentir el poder destructor de la opresión, solo así procuran liberarse del segundo grado de la opresión, que es la esclavitud, la cual es explotación humana, la cual constituye pecado.
La luz vino al mundo para iluminar la conciencia de los pueblos, para mostrar la situación de injusticia, para promover el nuevo éxodo de la oscuridad a la luz, de la opresión hacia la libertad, el llamado es el mismo. El modelo mundial es un nuevo imperio egipcio. Es el mismo sistema del faraón, solo que ahora modernizado, legalizado e institunacionalizado, pero es el mismo modelo de explotación, consumo y acumulación.
Las riquezas de unos pocos representan lo que pudiera ser la vida de muchos, las cicatrices de cristo se muestra claramente en los rostros sufrientes de los mas pobres.
No puede haber canto de alabanzas, ni acción de gracias por el don de la vida desde una realidad de muerte.
¿Cómo decirle a los oprimidos que Dios es su padre?
Jesús vino para anunciarnos el reino, pero no como un evento futuro, sino para que vivamos ahora la experiencia del reino, la cual es vida y libertad, pero esta vida y libertad no llega por virtud milagrosa, sino que tenemos que construirla y de prisa como en aquella oscura noche del éxodo, construirla primeramente en nosotros y luego en nuestras sociedades. Tomar en cuenta