sábado, 7 de febrero de 2009

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que la construcción de ese reino, es un permanente desafío al antireino, por lo que resulta resistencia, trabajo, sacrificio, en muchas veces aun de la vida. Ahora la muerte en la defensa del reino, es en si la muerte por la defensa de la vida. Los mártires son las semillas del reino, que cae en tierra y muere para levantarse multiplicada. Esta es la revolucionaria. La fe de Santiago de las catacumbas, la fe insurgente contra los poderes del antireino, que impide a los hermanos ser hermanos, poderes que luchan por destruir todo signo de fraternidad, estos son los poderes de oscuridad de la muerte. Los que escojan vivir por el antireino mueren. La teología de la liberación presenta ante el creyente las opciones del reino y el antireino. La teología del antireino es la que pretende la aprobación divina al sistema opresivo. Legitimar la opresión con la bendición de la religión. Trabajar y luchar por el reino no es ir a la periferia a anunciar el reino, sino salir todos los días de ella para testificar del reino, se lucha y trabaja por el reino desde los sindicatos, asociaciones vecinales y comandos guerrilleros, sin liberación no hay canto de esperanza. El poder de los opresores reside en la voluntad de los oprimidos. La lucha de los oprimidos contra los opresores involucra varias acciones liberadoras, una es el desenmascaramiento de la situación de opresión y de los opresores que muchas veces se oculta tras el manto de la legalidad. La denuncia contra la opresión y los opresores, en cuanto se ve descubierto, la cual por lo general es una reacción violenta, utilizando las leyes y los cuerpos represivos, como medio de acabar toda resistencia de los oprimidos. En muchas veces el oprimido pasa aparecer como delincuente y el opresor como victima. Otra cosa es, que aun los mismos oprimidos son divididos por el opresor, pues aquellos que no logran percibir e interpretar la situación en que viven, optan por rechazar el conflicto que genera la lucha de liberación y por defender la tranquilidad, se colocan del lado del opresor, defendiendo la causa de este, contra sus propios hermanos de infortunio. Otros a cambio de un trato preferencial por parte del opresor, llegan hasta a venderse para actuar contra su propia clase oprimida.